_Almirante, la calle que atrapa la esencia de Madrid
Cada esquina de la madrileña calle Almirante es capaz de atrapar historia, patrimonio arquitectónico, excelente gastronomía, diseño que define la vanguardia, originales propuestas de ocio... Todo ello en un entorno céntrico pero tranquilo, y en un barrio (Salesas) que presume de ser el más ‘cool’ de la capital.
Una artería que fue, por derecho propio, epicentro de la moda –o, antes, calle de cesterías–, que, en su momento, también fue refugio de ferreteros y anticuarios… Y todavía permanecen no pocos recuerdos de esos y otros destinos que, en el pasado, se otorgaron a la que pasa por ser una de las arterias con más personalidad de Madrid.
"Almirante es capaz de atrapar historia, patrimonio arquitectónico, excelente gastronomía, diseño que define la vanguardia, originales propuestas de ocio"
Una calle ecléctica, con vida propia, (casi) sin bullicio, con rincones sorprendentes que logran contagiar y contagiarse del distrito donde se encuentra y filtran la energía de territorios contiguos: ya sea el siempre sorprendente barrio de Chueca o el distinguido barrio de Salamanca.
Una vía que surgió hace ya casi dos siglos, cuando, para dar respuesta a la presión demográfica, la ciudad de Madrid decidió ampliar su territorio, dando un nuevo uso a las huertas y establos de uno de aquellos terrenos agrícolas que la rodeaban. La parcela elegida trascendía el llamado Portillo de Recoletos (una de las antiguas entradas a la ciudad situada en el actual paseo del mismo nombre), y correspondía a Juan Gaspar Enríquez de Cabrera, almirante, de quien procede el nombre con el que se la sigue conociendo después de tantos años.
"Una calle ecléctica, con vida propia, (casi) sin bullicio, con rincones sorprendentes que logran contagiar y contagiarse del distrito donde se encuentra y filtran la energía de territorios contiguos"
De aquella época de temprana expansión, aún se conservan edificios como el palacio de la Duquesa de Medina de las Torres, situado en la esquina con el paseo de Recoletos. Un edificio construido entre 1881 y 1884, y convertido, en 2008, en espacio de exposiciones por la Fundación Mapfre.
Aunque no es el único vestigio del carácter señorial que se descubren en esta arteria, como así lo confirman todavía los portales con vocación palaciega y repletos de detalles modernistas de edificios de finales del siglo XIX que también se desvelan en, por ejemplo, los números 15 y 16 de esta calle.
"Portales con vocación palaciega y repletos de detalles modernistas de edificios de finales del siglo XIX que también se desvelan en, por ejemplo, los números 15 y 16 de esta calle"
A pocos metros, concretamente en el número 4, se encuentra la casa-estudio de Alberto Campo Baeza, uno de los arquitectos españoles más prestigiosos. Y curiosamente Baeza inspiró a uno de nuestros mejores diseñadores de moda a la hora de concebir los volúmenes y las formas de sus creaciones: su amigo Jesús del Pozo, quien, tras aprender los códigos de la artesanía, gracias a la cestería que aquí tenía su padre, abrió en Almirante su primera tienda en 1974, convirtiendo el lugar donde nació en el centro de la vanguardia madrileña, en… la calle de la moda.
Un paso que previamente ya había dado tímidamente el tándem de modistos Herrera y Ollero, aunque fue Jesús del Pozo quien convirtió esta “zona frecuentada por artistas, actores de teatro y pintores, gente muy especial, que quiere una opción distinta para vestirse” en “emblema de la moda madrileña”, como, en su momento, llegó a asegurar a El País el propio Jesús del Pozo.
Y es que aquí se instalaron al poco tiempo templos históricos del diseño, como Berlín –la boutique de Carmen Echevarría, mujer de Roberto Torreta, y por donde pasaban >”fotógrafos, artistas, toda la vida cultural madrileña”–, Enrique P –que regentaba el promotor de moda Enrique Pérez para quien Almirante era “la zona de la élite, de la gente del arte, de los modelos y de los fotógrafos y creativos de publicidad"–, Ararat –que trajo al barrio los ecos del parisino barrio de Saint Germain–...
Más tarde llegaron aquí Javier Simorra, Almirante Seis (que todavía permanece), Paco Racionero o, de la mano de Arnaud Maillard (la mitad de Alvarno), la primera boutique vintage de lujo en España, Le Faubourg. Y, hoy en día, han tomado el relevo Jorge Acuña (Almirante, 11) o Silvia Fernández (Almirante, 9), quien decidió instalar su estudio el mismo lugar donde Jesús del Pozo tuvo su atelier.
"La zona de la élite, de la gente del arte, de los modelos y de los fotógrafos y creativos de publicidad"
Nombres que se unen a los de la zapatería de Irene Gil, Just- Ene (Almirante, 6); a nuevas formas de entender el mundo de la moda, como la que propone la plataforma de alquiler de ropa y complementos Borow (Almirante, 4) –a la que en más de una ocasión ha recurrido la infanta Sofía–, o a alguna firma internacional, como la francesas Zadig & Voltaire (Almirante, 27), una dirección que nos recuerda por qué barrio de las Salesas es conocido como el pequeño París de Madrid.
En clave gourmet
Una calle que ofrece, además, suficientes referentes gastronómicas como para permitirse una más que completa jornada disfrutando con propuestas de todo tipo, y que perfectamente podrían arrancar en East Crema Coffee (Almirante, 10), donde sirven, dicen los expertos, el mejor café de especialidad de Madrid.
El recorrido gourmet podría detenerse, a mediodía, en la cocina casera de La Taberna del Gijón (Almirante, 30) –“hermano” del icónico y literario Café Gijón, que se encuentra tan solo a dos pasos), en las recetas japo-peruanas de Ponja Nikkei (Almirante, 20), o rindiendo culto a los sabores del Lejano Oriente de La Carlota (Almirante, 11).
Opciones que, ya de noche, podrían trasladarse perfectamente a las brasas de los uruguayos Charrúa Madrid, en la cercana Conde de Xiquena, al producto mediterráneo por el que apuesta Casa Marius (Almirante, 2) o a un bistró siempre de moda que ofrece una cocina sin artificios –Cannibal Raw Bar (Almirante, 12)–, que ocupa el lugar del que fuera Café Oliver –fundado en los años 60 por el actor y dramaturgo Adolfo Marsillach. Y es que, hablando de artes escénicas; no olvidemos que esta calle está estratégicamente situada entre tres de los grandes teatros de la ciudad: Infanta Isabel, Marquina y María Guerrero.
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